Hola compañer@s!! Hoy os vamos a hablar de la importancia que tiene la utilización de instrumentos musicales en la etapa de Educación Infantil y como podemos trabajar con ellos. Creemos que la música no solo es un alimento para el alma sino también
para el cerebro. De hecho, un estudio publicado en la Journal of Neuroscience y
realizado con niños de seis años desveló que tocar un instrumento musical
durante 15 meses propiciaba cambios duraderos a nivel cerebral ya que las áreas
involucradas en el procesamiento musical eran más activas. Además, se conoce
que la música potencia la plasticidad del cerebro, por lo que se ha asociado
con una mejor memoria visual, una mayor capacidad de atención y mejores
habilidades espaciales.
Por eso, es conveniente que los niños estén en contacto con
la música lo antes posible y que les permitas explorar este universo a través
de diferentes instrumentos musicales. Si se trata de un niño pequeño, lo más
recomendable son los instrumentos de percusión, pero a medida que vaya
creciendo puedes ir incorporando otras opciones, como el piano o las trompetas.
La educación musical es un aspecto muy importante en el
desarrollo infantil, y se puede trabajar desde diferentes enfoques y a través
de infinidad de actividades debido al principio de globalización de la
educación. Esta perspectiva nos indica que no debemos separar ni jerarquizar
las enseñanzas, sino trabajarlas de forma integral.
Por esta razón, al ejercitar la psicomotricidad, por
ejemplo, lo podemos hacer con una actividad al ritmo de algunos instrumentos
musicales, favoreciendo así el contacto con distintos timbres, sonidos de
percusión o de viento, diferenciar distintas intensidades…Se podría realizar
sobre este juego variables del siguiente tipo:
· Danzar libremente por el aula o lugar donde se
realice la actividad acompañados por el sonido de unas maracas.
· Correr o ir muy despacio hasta incluso pararnos
a modo de estatua, siguiendo la velocidad de los golpes de una pandereta.
· Realizar un cuento motor en el que
introduciremos lluvia (agitar de maracas), truenos (golpes de pandereta),
campanas (triángulos)…y todas las demás posibilidades que nos ofrece la
imaginación.
De esta forma el desarrollo musical y el psicomotor se
pueden trabajar en armonía y de una forma muy práctica y directa, potenciando
la adquisición del esquema corporal en el niño, que es un concepto muy completo
referente a la conciencia de nuestro propio cuerpo y de todas las posibilidades
y limitaciones que éste nos ofrece.
En esta misma línea, encontramos un juego que divierte mucho
a los niños, llamado “Hago música con mi cuerpo”. En él, la idea principal
sería marcar distintos ritmos con las palmas, los pies y la boca e
interpretarlos posteriormente.
Una variante sería realizar todos los sonidos que podamos
con nuestro propio cuerpo: con los dedos, la lengua, los dientes…y dejar que
sean ellos quienes aporten nuevas ideas. Es muy importante comprender la
curiosidad innata de exploración que se posee desde el nacimiento y lo
fascinante que resulta a esa edad descubrir las distintas características del
entorno por sí mismo. A partir del contacto con los objetos, el ensayo y el
juego se abre un abanico de posibilidades físicas (color, textura, forma…),
entre las que incluimos, por supuesto, el sonido.
Otra opción sería realizar un musicograma en la pizarra para
que los alumnos lo sigan. Podríamos definir el musicograma como una
interpretación de la música mediante dibujos.
Así, pintando dos manos y un pie, por ejemplo,
representaríamos dos palmadas y un golpe de zapato, creando de esta forma
diferentes melodías además de permitir adquirir la noción de lectura musical.
Existen dos formas distintas de utilizar el musicograma en
clase:
-
Una es a través de dibujos que representen una
narración o apoyen diferentes momentos o sucesos de la misma.
-
Y otra es dibujar símbolos que hacen referencia
a distintos elementos de la música.
Unos ejemplos gráficos podrían ser los siguientes:
En estos ejemplos se
alternan imágenes que representan a palmadas, golpes con los pies, maracas,
platillos y silencios, de esta forma van aprendiendo a reconocer la grafía del
silencio, la clave de sol, distintos instrumentos…para comenzar interpretando
poco a poco sencillas partituras musicales.
Los maestros debemos ser conscientes de que el desarrollo
musical es un aspecto muy importante en la expresión del pequeño y que existen
tantas actividades que favorecen el conocimiento musical en la infancia como
todas las que nos ofrecen la imaginación y la creatividad. Desde las canciones,
hasta fabricar nuestros propios instrumentos de reciclaje, poner música clásica
para determinados momentos del aula, creando así una rutina diaria que acompañe
a diferentes hábitos del día, como son el momento para el trabajo individual,
la hora del desayuno, juego por rincones…, bailar al son de distintas
músicas…etc. Todas estas posibilidades de actividad no necesitan gran cantidad
de instrumentos ni de infraestructuras, lo realmente importante es saber sacar
partido a las posibilidades con las que contamos e imaginar distintas
soluciones.
En esta línea
podemos destacar el reciclaje como una actividad muy positiva en educación
infantil, ya que construir instrumentos musicales despierta por completo el
interés del niño (al ser algo nuevo para ellos el crear con objetos que
habitualmente desechan en casa), capta su atención y participación, ya que son
protagonistas de todo el proceso (pedir colaboración a la familia y aportar
ellos mismos los materiales) y favorece la motivación. Este último aspecto es
muy destacable pues, además de fabricar algo nuevo, les encanta la idea de
fabricarlo para ellos mismos, su propio juguete para explorar, sumado al hecho
de que divertirse haciendo sonar distintos elementos no suponga ningún problema
(a diferencia de lo que pueda ocurrir habitualmente en el hogar si el niño
realiza una exploración independiente del ritmo golpeando una cazuela, por
ejemplo) y además esta producción sonora sea parte del ejercicio. De esta
manera, descubrirán de forma instintiva, lúdica y natural el sonido y sus
distintos parámetros, que son:
- Intensidad
- Timbre.
- Altura.
- Duración.
Algunos instrumentos musicales que podríamos fabricar para
un taller de reciclaje serían:
- Maracas: se realiza metiendo semillas, lentejas, arroz, pequeños objetos…dentro de un envase, como una botella de plástico vacía.
- Castañuelas: podemos imitar unas castañuelas haciendo sonar dos cucharas de plástico.
- Triángulo: golpeando un objeto metálico con otro más fino, como por ejemplo una varita de metal contra una herradura.
- Carrillones: colocando varias botellas llenas de líquido a media altura.
Una educación global persigue un desarrollo completo en los
alumnos, por ello se debe favorecer el conocimiento musical en todos los
ámbitos educativos y una utilización provechosa de los distintos y numerosos
recursos didácticos:
- Canciones.
- Textos orales (nanas, retahílas, adivinanzas, poesías, cuentos, refranes…).
- Exploración de la voz, sonidos realizados con nuestro cuerpo (chasquidos…).
- Audiciones.
- Danzas.
- Juegos musicales de distinto tipo (psicomotor…).
Lo que nunca se debe hacer como educador es limitarse a las
posibilidades materiales con las que contamos, sino que es nuestro deber
explorar y enfocar la música como lo que es, un campo de trabajo demasiado
amplio como para restringirlo a contados momentos semanales, sino que debemos
concebirlo justamente como un lenguaje y una forma de expresión de sentimientos
y emociones, además de una fuente de actividades y juegos.
En definitiva, la
educación musical es un aspecto básico para el objetivo principal de la
educación, es decir, el desarrollo integral del niño.
Esperamos que os haya interesado tanto como a nosotras. ¡Hasta prontooo!
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